Historias que no son todavía historia.


Lo contrario de estar vivo, no es solamente no estar muerto. En este lugar, lleno de desequilibrios y contrastes, la gente se ha dado cuenta de que no puede tragar tanta mierda y ha empezado a vomitar. En un sentido más abstracto, la pérdida de soberanía que se está dando en el Estado Español o la llamada crisis (que no pararemos de repetir que es una estafa), es algo permanente aquí. Empresas multinacionales (muchas de ellas afincadas en el Estado Español) ganan mucha plata que sacan del país, quitan y ponen presidentes a su antojo (recordemos las campañas de PRISA en las elecciones mexicanas donde se jugaban que Santillana siguiera siendo la proveedora de los libros de texto para las escuelas), organismos financieros internacionales que sirven recetas que acaban matando al enfermo, intercambios comerciales desiguales, y una casta de gestores de empresas en el poder que, tanto aquí en Chile como en el Estado Español (de Guindos, ex Goldman Sachs), venden la colectividad al mejor postor.

Y decimos que aún en este estado de cosas, uno en esta tierra no deja de aprender. Se aprende sobre la historia, o sobre historias que todavía no son historia. La historia de los indios (indios?). Primero escrita por los colonizadores, una historia que los situaba como seres excéntricos, marginales, paganos e inferiores (incluso se cuestionaba la existencia de su alma!). Era la manera de justificar la expansión de las colonias. Así, se establecía la obligación moral, en base a la superioridad europea, de civilizarlos. Pero el dominio no paró ahí, más tarde, el criollo y el mestizo utilizaron las historias precoloniales para pedir la emancipación e independencia de las metrópolis europeas. Y se produjo a su vez otro fenómeno ideológico de separación entre ese pasado y los pobladores originarios vivos, quedando estos otra vez al margen de la historia. Se produjo así la paradoja entre el nacionalismo y el indigenismo, ahora los pueblos nativos no compartían las características ideológicas, económicas, lingüísticas y sociales de los nuevos señores. Una vez más una historia escrita según los intereses de las clases dominantes, una vez más, las historias de los pueblos originarios como complemento de una historia central, la de la patria (que no es más que una historia de guerras, de estados y de las élites). ("Historias que no son todavía historia" Guillermo Bonfil Batalla)

Pero los pueblos colonizados tienen conciencia de su historia oculta, clandestina, negada. La historia es necesaria para entender el presente y fundamentar el futuro (conducir el propio destino). Es el sustento en el que descansan las reivindicaciones. La memoria legitima la lucha. La etnicidad entendida así, sería la expresión política de la conciencia de la diferencia (explicada por la memoria histórica), pero aunque parece paradójico, al mismo tiempo elimina la desigualdad y la opresión que se justificaba en la diferencia. Lo que significa tratar al otro como un sujeto, en este caso los pueblos originarios, como un sujeto colectivo y no como un objeto. En este sentido, me gustaría aclarar, que el discurso dominante, el discurso sujeto-objeto, parece un discurso integrador, ya que el dominante integra al dominado en él, mientras que el discurso sujeto-sujeto, el discurso democrático, parecería en este sentido excluyente, ya que el antes dominado expresa su intención de salir del discurso del dominante, estableciendo un nuevo discurso, una nueva historia. Nada más lejos de la realidad que este juego exclusión-integración, ya que el modelo sujeto-sujeto, basado en las diferencias, es el único con el potencial y por tanto la posibilidad, de establecer relaciones de igualdad.

Pero también se aprende sobre el lenguaje. Se aprende que lo que los turistas llaman barrios peligrosos, en realidad es mejor llamarlos vulnerables. Cuando a un barrio lo llamas peligroso, estás etiquetando a sus habitantes como delincuentes. Y aquí es donde radica el problema, lo que realmente se hace con esta operación es borrar el camino, un camino que es una relación, una relación entre la pobreza y el abandono, pero este entendido como segregación. En el crecimiento de todas las grandes ciudades, se produce un proceso de guetificación, y esto se traduce en barrios superpoblados, marginales y sin dotaciones (alcantarillado, escuelas, guarderías, jardines, espacios deportivos…). Las consecuencias de este proceso es la falta de oportunidades, una espiral de pobreza que los convierte en dependientes en el mejor de los casos, o en simples esclavos del sistema. Significa estigmatizar a los jóvenes desde su nacimiento, negándoles un futuro (en algunos barrios negros de Harlem, la esperanza de vida está en torno a los 42 años…).
Se aprende también sobre el miedo, hablando con compañeros que han pasado tantas noches en los calabozos por defender derechos que ponen en jaque este sistema estúpido y depredador que sostenemos (aunque sobre el miedo me gustaría escribir con más detalle si me lo permiten algunos testimonios). Pero también sobre el valor, cuando conmemoran el día del jóven combatiente, recordando el asesinato de dos miristas adolescentes en un falso enfrentamiento con los pacos en 1985 y cuyos cadáveres fueron abandonados en plena vía pública.

…y surge la duda sobre el significado de la política. La vanguardia no tiene que ver con que una organización se autoproclame o se adjudique ese lugar, sino con los temas que esta plantea. La política no son millones de individuos aislados votando como zombis cada tantos años en un sistema de partido único del capital. La política no es la lucha por el poder entre grupos con intereses diversos. La política es una lucha permanente por incluir a los incontados (Rancière), no para contarlos, sino para que se cuenten. Para que escriban su memoria. Para que escriban su historia. Las políticas contra la pobreza no funcionan porque son políticas contra los pobres. Las políticas contra la pobreza no funcionan porque tienen que ir unidas con políticas contra la riqueza, contra la riqueza usurpada a los pueblos y acumulada en unas cuantas manos. Y eso significa cuestionar el sistema que lo provoca.
…y la trinchera sigue estando muy visible.

Os dejo una frase de los zapatistas que explica todo esto mejor, en solo dos lineas:

“Para que nos vieran, nos tapamos el rostro; para que nos nombraran, nos negamos el nombre; apostamos el presente para tener futuro; y para vivir... morimos”.

Comentarios

  1. Como el proverbio africano que dice: "Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador".

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    1. PLAYA GIRÓN.

      Compañeros poetas,
      tomando en cuenta
      los últimos sucesos en la poesía,
      quisiera preguntar —me urge—,
      qué tipo de adjetivos se deben usar
      para hacer el poema de un barco
      sin que se haga sentimental,
      fuera de la vanguardia
      o evidente panfleto,
      si debo usar palabras
      como Flota Cubana de Pesca
      y «Playa Girón».

      Compañeros de música,
      tomando en cuenta esas politonales
      y audaces canciones,
      quisiera preguntar —me urge—,
      qué tipo de armonía se debe usar
      para hacer la canción de este barco
      con hombres de poca niñez,
      hombres y solamente hombres sobre cubierta,
      hombres negros y rojos y azules,
      los hombres que pueblan el «Playa Girón».

      Compañeros de Historia,
      tomando en cuenta lo implacable
      que debe ser la verdad,
      quisiera preguntar —me urge tanto—,
      qué debiera decir, qué fronteras debo respetar.
      Si alguien roba comida y después da la vida
      ¿qué hacer?
      ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades?
      ¿Hasta dónde sabemos?
      Que escriban, pues, la historia, su historia,
      los hombres del «Playa Girón».

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