Ni pobres ni subdesarrollados: Explotados.

Hoy hemos estado en el Liceo Eduardo de la Barra, donde estudió secundaria Salvador Allende en Valparaíso. Allí se impartía una ponencia del profesor Theotonio dos Santos que ha sido investido Doctor Honoris Causa esta semana en la Universidad. Es increíble ver una sala repleta de estudiantes de secundaria, los llamados pingüinos por su uniforme, continuadores de la revolución que lleva su nombre en el 2006 y de los que ahora son dirigentes estudiantiles en la universidad. La ponencia llevaba por título “Los nuevos movimientos sociales en América Latina y el cuestionamiento del modelo neoliberal”.

El profesor Theotonio dos Santos es uno de los padres de la teoría de la dependencia. Después de la II Guerra Mundial y el Plan Marshall que reconstruyó Europa en la posguerra, comenzaron a gestarse las teorías del desarrollo que la ONU intentó implementar en los llamados países subdesarrollados con la ayuda de sociólogos y economistas que abrazaban estas teorías. Las llamadas teorías del desarrollo, clasificaban a los países en desarrollados y subdesarrollados o en vías de desarrollo, y establecían que éstos últimos debían seguir una serie de etapas, las que habían seguido los países ricos, para industrializarse y desarrollarse. Unos modelos, nacidos a la sombra de la economía neoclásica, que ni siquiera tenían en cuenta las diferencias culturales y que fueron un fracaso en su puesta en práctica. En este contexto, en los años sesenta del siglo XX, se desarrollaron desde el sur las revolucionarias (como paradigma) teorías de la dependencia. Como explicaba el profesor Theotonio Dos Santos, los países subdesarrollados no es que estuvieran atrasados en el modelo, el problema es que ocupaban una posición subordinada dentro de él. Es decir, no había países subdesarrolados sino explotados.

El capitalismo actúa de la misma manera a nivel global como a nivel estatal. A nivel global establece, por un lado, un centro, industrializado y productor de mercancías de alto valor agregado (las deslocalizaciones son otra vuelta de tuerca de este modelo), desarrollado económicamente, y por otro lado una periferia basada en la economía de la extracción de materias primas, privada de la posibilidad de control de sus propios recursos y ahogada bajo golpes de estado financiados por el norte (operación Cóndor…). Lo que Santiago Alba Rico ha denominado la pedagogía del millón de muertos. El proceso es similar a nivel estatal, y se da mediante la apropiación de la riqueza producida por los más y acumulada en unas cuantas manos (extracción de plusvalías).

Existía una democracia formal mientras podíamos pagarla. Para el filósofo Franco Berardi, Bifo, “lo que es bueno para las finanzas debe ser bueno para la sociedad y si la sociedad no acepta esta sumisión, la sociedad es incompetente, y debe ser reeducada por una autoridad técnica, representada por asesores de Goldman Sachs, como Papademos o Mario Monti…”. De nuevo el enunciado de “lo que es bueno para EE.UU es bueno para General Motors y viceversa” que declaró el secretario de defensa y presidente de General Motors Charles Wilson, nombrado por Eisenhower en los años 50.

Las mal llamadas democracias occidentales, realmente controladas por las élites económicas, bancos, fondos de inversión, grandes financieros, multinacionales… han establecido un sistema de partido único, a modo de un monstruo bicéfalo, representado a nivel global por el partido de la colonización (lo vemos en el conflicto con Repsol e YPF entre España y Argentina, o en el imperialismo militar, ahora disfrazado de intervenciones humanitarias), por supuesto con representantes en el sur (Piñera, una versión moderna de el “puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta” enunciado por Roosvelt sobre Somoza el dictador nicaragüense), y a nivel estatal por el partido del capital (PPSOE en el Estado Español, demócratas y republicanos en EE.UU…).

Pero Marx nos enseñó con suficiente claridad que “los modos de producción, las relaciones dentro de las cuales se desarrollan las fuerzas productivas distan mucho de ser leyes eternas, … corresponden” por tanto, “a cierto estado de desarrollo de los hombres y de las fuerzas productivas” (“Miseria de la filosofía” Karl Marx, Fondo de Cultura Económica, una crítica demoledora a la economía política de Smith y Ricardo, o a la filisofía de la miseria de Proudhon). Lo que ahora se nos presenta como inevitable, es una nueva transferencia brutal de la riqueza creada socialmente, hacia las clases superiores, eso que el movimiento Occupy ha llamado el 1% de la población (el 20% de la población mundial acumula el 80% de la riqueza producida…). Hoy, cuando la producción está socializada como nunca antes, su apropiación es cada vez más privada. En este sentido, el único horizonte posible y deseable, no olvidemos la crisis ecológica que el sistema capitalista ha provocado, es arrancar de raiz el fenómeno de desposesión en el que se ha convertido la economía en este capitalismo tardío. La emancipación de la humanidad depende de liberarse de cualquier tipo de dominación, y la dominación económica es una de ellas y como Marx nos enseñó, muy importante ya que las relaciones sociales están muy condicionadas al modo de producción (aunque nos las presenten como el estado natural de la humanidad). Si el modo de producción capitalista cosifica las relaciones, las mercantiliza, es imposible imaginar otra forma de relacionarnos bajo éstas condiciones.

El camino de la Revolución, el socialismo, no está trillado. En la construcción del comunismo, las abstracciones del Mercado y el Estado deben ser puestas al servicio de los seres humanos y no al revés. Aunque la propaganda nos ha hecho creer que capitalismo y democracia van de la mano, la experiencia nos dice lo contrario. La democracia es incompatible con la desigualdad (y los partidos políticos no son garante de su existencia). La democracia radical tiene que llegar al terreno de las relaciones sociales, de la política y como hemos visto de la economía. Ese es el único camino y de esta manera, democracia y socialismo volverán a juntarse y caminar de la mano.
(“La justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas volverán a juntarse bien pegaditas espalda contra espalda…” fragmentos de Utopía, de Eduardo Galeano, http://www.youtube.com/watch?v=D_sugVT9M9M ).