Esperanza y generosidad



  “Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma.
Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y se perdieron por tanto buscar”.

Fragmento de “Para la esperanza” de Eduardo Galeano.


 Ayer estuvimos en el SERVEF, recogiendo firmas para la ILP sobre la Renta Básica y tuve la suerte de poder compartir unos minutos con esa generación abocada al desempleo. Después de contarles lo que era la Renta Básica Universal, y contarme ellos el curso que hacían, muchos me expresaron que con esa cobertura “ni de coña iban a trabajar”.  Ellos y ellas estaban recibiendo un curso de tres meses, después de los cuales serían contratados durante un año por una empresa alemana situada en un pueblo cercano. La Renta Básica está en torno a los 645 euros (en esta ILP), mientras que su salario llegaba a duras penas a los 600 euros. Pudimos conversar un largo rato sobre las dificultades de tener un relato vital lineal, de formar una familia e incluso de ser independiente y autónomo con ese miserable salario. Así, algunos concluyeron que una renta básica les permitiría cubrir sus necesidades básicas y así posiblemente dedicarse a lo que más les gustara. Acabaron, casi sin darse cuenta, teorizando sobre la diferencia entre trabajo y empleo. Casi todos ellos seguían viviendo con sus padres. Casi todos ellos firmaron.

Mas tarde, acudí a la puerta del SEPE, donde se gestionan los subsidios y las prestaciones sociales por desempleo. Un chico joven, mayor de treinta años, me contó que trabajaba de autónomo como comercial para una multinacional de la energía. Según me dijo, trabajaba en negro porque esta multinacional les explicaba un mecanismo para sortear darse de alta, ya que "eran conscientes" de que trabajando a comisión y pagándose la cotización de autónomo “no llegaba” y según él, era “una suerte” que les dieran esa posibilidad. También firmó, al tiempo que me decía que era de justicia que todo el mundo tuviera un ingreso, que “pudiera vivir con dignidad”.

Al siguiente chico lo acababan de despedir. Me contó que después de 7 años trabajando para una empresa, lo habían “echado a la calle” para “contratar a dos críos que iban a cobrar mucho menos que él”.  Que tenía que pagar una casa, un coche, tenía un hijo y no se lo esperaba. También firmó pero me dijo que "le parecía poco”.

Por lo visto, a pesar de la propaganda del gobierno, las patronales y los medios de comunicación a su servicio, las cosas están así. Primero: se sigue destruyendo empleo. Segundo: parte del empleo que se destruye, se sustituye por empleo precario (y con la ayuda de los 300 euros a las empresas que contraten a estos chavales que acaba de aprobar el gobierno, esta tendencia se agravará, un camino directo al subdesarrollo). Tercero: el empleo que se crea es estacional, sobre todo en los servicios asociados al turismo. Todo esto sin hablar de las bajas expectativas que tienen estos jóvenes, de la desilusión, de la rabia que sienten, de la desesperanza que se ha instalado en los ojos de algunos.

A diferencia de estos jóvenes, y sin querer generalizar, muchos de los trabajadores del SERVEF que están a diario observando esta realidad, se negaron a firmar.

Al que le ha ido bien, no atribuye sus ventajas y privilegios como resultado de la contingencia o de una estructura social injusta, sino que cree que únicamente es fruto de su esfuerzo y sus propios méritos. Es por ello que culpabiliza al excluído o al marginado, al que se mueve en los márgenes o fuera de la sociedad, como responsable de su situación y paradójicamente la ve como algo inexorable. En esa impresionante serie que se llama The Wire, en la primera temporada, McNulty acompaña a Bubbles a su ghetto pero antes pasa por el típico barrio americano de casas con jardín donde vive su exmujer. Cuando llegan al ghetto (todavía no es “Jamsterdam”), McNulty le pregunta: “¿Te va bien aquí?”, a lo que Bubbles responde: “Hay una delgada línea entre el cielo y esto”.

La desigualdad es injusta, violenta, desgarra cualquier forma de tejido social, destruye la posibilidad de la convivencia y de la tolerancia. Pero puede ser que vivamos un momento en que esa mecánica en que el dominado ejerce su propia dominación se esté rompiendo. El quiebre del Régimen del 78 es inevitable, el proceso constituyente ya se está dando. Por un lado la abdicación real, la supuesta renovación de una de las patas importantes del régimen, la reforma electoral que concentraría más el poder, la reforma local… por otro el municipalismo, los círculos, la PAH, el desplazamiento hacia la izquierda del tablero político. Pero es necesario aprovechar esa ventana de oportunidad que no va a estar siempre abierta. Hay que ser audaz y generoso.

Y necesitamos de manera urgente acercarnos a estos lugares: las colas del paro, las redes de solidaridad popular, las plataformas de desempleados, los desahucios, los bancos de alimentos, los "callejones de la pobreza", las escuelas de adultos, los barrios… la calle. Apoyar las mareas, los movimientos municipalistas horizontales, las marchas de la dignidad. Si no lo hacemos, si no somos generosos, volverá el cainismo, las taifas, el recelo, el sectarismo, volverán a cerrarnos la puerta en las narices de un régimen invivible e insufrible y solo nos quedarán las explosiones de rabia y la violencia.

Demos un paso al frente. Mi amiga Amparito siempre decía en Valparaíso que “hacia atrás, ni para coger carrerilla”. Tiene razón, pero hagamos una cosa, echemos siempre un vistazo para recoger y esperar a los que se quedaron por el camino.

“El desempleo no es una enfermedad que necesita ser curada creando más empleo. El desempleo es la cura. Así que ideemos un sistema mejor.” (http://guerrillatranslation.com/2013/07/15/el-desempleo-es-la-cura-de-todos-los-males/)

Comentarios

  1. lo que cuenta aqui del desempleo caida abrupta del salario real y precarización aqui en latinoamerica ya esta instalado desde los 90 asi que los jóvenes europeos ahora se desayunan con la precaridad y todo lo que ello implica.

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  2. Claro, las políticas impuestas por la Troika a los países del sur de Europa son idénticas a las recetas que dio el FMI en latinoamérica en esas fechas. Con la diferéncia que nuestra devaluación no afecta a la moneda ya que con el euro no existe la soberanía monetaria. Europa funciona como el sistema-mundo, un centro y una periferia... aquí hay un gráfico muy interesante:
    http://www.economiacritica.net/?p=3289

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