Los refugiados y la aldea global
"...pero formo parte de este tejido en el que no
todos los hilos se tocan pero unos se necesitan a otros, formo parte de la
misma naturaleza que crea la lluvia y las flores y el canto de los pájaros y el
olor a la tierra mojada y la aurora boreal. Sólo por eso, ya es más fácil ser
feliz". DA
“El 2 de agosto de 1999, Yaguine Koita y Fodé
Tounkara, dos niños africanos de 14 y 15 años respectivamente, fueron
encontrados muertos en el tren de aterrizaje de un avión belga que cubría el
trayecto entre Conakry, capital de Guinea, y Bruselas”. Lo que ocurre no es nuevo. En el bolsillo de uno
de esos niños se encontró una carta que decía así: "Señores miembros y responsables de Europa es a su solidaridad y a
su bondad a la que gritamos por el socorro de África… les suplicamos muy, muy
fuertemente, que nos excusen por atrevernos a escribirles esta carta a ustedes,
los grandes personajes a quien debemos mucho respeto… si ustedes ven que nos
sacrificamos y exponemos nuestra vida, es porque se sufre demasiado en África”.
Como dice Alba Rico, solo recibieron lo que solemos dar: “un minuto de publicidad”. Seguimos tratándolos como objetos de
nuestros delirios o medios de nuestros fines.
Decía Günther Anders que en esta época de tecnocracia,
de desarrollo incuestionable de la técnica, éramos incapaces de conectar las
posibles relaciones entre lo que consumimos (con nuestra mirada, con nuestros
dientes, con nuestras manos, con el estómago...), y como producimos. Incapaces
no solo de conectar sino de imaginar las consecuencias de nuestros actos
cotidianos: llenar el depósito de tu coche y la guerra de Iraq o Libia,
utilizar nuestro móvil y el saqueo del Congo, el proceso occidental de acumulación
originaria de capital y el tráfico de esclavos o el simple gesto de apretar un botón a mil
km de altura y matar a 200.000 personas en el acto (y que luego te condecoren
por ello como al coronel Tibbets). Se gasta mucho dinero para borrar las migas de
pan y que no podamos rastrear el camino para volver a casa.
Es de esta manera como hemos acabado creando un mundo
de analfabetos irresponsables (muchos de ellos grandes científicos, premios
nobeles, políticos...), de adultos infantilizados. Un ejemplo de ello es el
último informe de la ONU sobre cambio climático, donde hay una visión suicida y
extremadamente optimista sobre el desarrollo de la técnica para resolverlo todo
(http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202775). Una
visión sesgada basada en el mecanismo auto-regulatorio del Mercado (el cuento y
la mentira más grande que jamás nos hemos contado). Y en todo el informe no
aparece ninguna referencia a la ideología del progreso, del crecimiento perpetuo,
del desarrollo infinito en un mundo finito, de esa metástasis productivista que
es el Capitalismo. "Un sistema
insostenible, que se está volviendo ya inestable y amenaza con colapsar”.
Todo aparece como una gran catástrofe (por eso hay
tantas películas de Hollywood sobre desastres, volcanes, terremotos, profecías
mayas... y tan pocas sobre utopías, sobre otros mundos posibles). Las
migraciones, los refugiados, el terrorismo, la erupción de un volcán, un
tsunami… todo es lo mismo.
Vivimos en un orden neoliberal criminal. Aylan, el niño de
esa foto que ha quedado en nuestras retinas huía de Kobane, un lugar que
resiste valientemente al Isil, ese engendro resultado de la inestabilidad en
Iraq provocada por las aventuras ególatras y los delirios de tres
descerebrados. La serie criminal de nuestros gobiernos no tiene fin, actúan
exactamente igual que aquellos a los que llamamos terroristas (http://www.eldiario.es/zonacritica/rastro-heridas-abiertas_6_426317383.html). Pero eso
no es todo, a los que consiguen llegar los encerramos en CIE’s, y los
perseguimos mientras intentan ganarse la vida. La hipocresía no tiene límites
en esta vieja Europa.
“Lo más
triste de todo esto es que, viendo el trato que se dispensa a los pobres
desgraciados que lo han perdido todo al colapsar su país, ya sabemos qué
podremos esperar nosotros mismos cuando sigamos ese mismo camino. Quizá la
furibunda y poco caritativa reacción de los gobiernos europeos se deba,
justamente, al terror que produce verse reflejado en los otros, que no son tan
otros como nos gustaría" (Antonio Turiel).
Si nos ponemos cínicos, esto tiene mucho que ver con
eso que los economistas han llamado externalidades. La contaminación y los
residuos son y lo han sido durante mucho tiempo. Contaminar un río y acabar con
su vida para siempre no costaba nada, igual que contaminar el aire no lo cuesta
ahora, o destruir un país si mejora nuestra economía tampoco. Nuestras
fronteras funcionan igual: separan el interior de la “fábrica” (literalmente!)
de sus residuos y excrecencias. Nuestro enriquecimiento es su empobrecimiento,
nuestro desarrollo su subdesarrollo. Pero vivimos en una aldea global donde no
hay un “afuera” que absorba toda esta destrucción.
¿Seremos
capaces de aprovechar toda esa solidaridad generada para enfocarla contra las
causas reales de nuestro sufrimiento? ¿o seguirán siendo una excusa para nuevas
aventuras militares y económicas expansionistas?
Si haguessis nascut
en
una altra terra,
podries
ser blanc,
podries
ser negre...
Un
altre país
fóra
casa teva,
i
diries "sí"
en
una altra llengua.
T'hauries
criat
d'una
altra manera.
Més
bona, potser.
Potser
més dolenta.
Tindries
més sort
O
potser més pega...
Tindries
amics
I
jocs d'una altra mena;
Duries
vestits
De
sac o de seda,
sabates
de pell
o
tosca espardenya,
o
aniries nu
perdut
per la selva.
Podries
llegir
contes
i poemes,
o
no tenir llibres
ni
saber de lletra.
Podries
menjar
Coses
llamineres
O
només crostons
secs
de pa negre.
Podries...
podries...
Per
tot això pensa
que
importa tenir
les
mans ben obertes
i
ajudar qui ve
fugint
de la guerra
fugint
del dolor
i
de la pobresa.
Si
tu fossis nat
a
la seva terra
la
tristesa d'ell
podria
ser teva.
(Joana
Raspall)
Me honra haberte tenido como compa durante unos meses en la plaza, reivindicando juntos en las "sillas del hambre".
ResponderEliminarMe enorgullece conocer personas jovenes como tú con tus ideas, tu solidaridad y tu entrega.
Abrazos complices compañero
eva